miércoles, 29 de septiembre de 2010
PRIMAVERA EN MI INTERIOR
HISTORIA Y LOCURA: BICENTENARIO
El 18 de septiembre de 2010 se conmemorará los doscientos años de la Primera Junta de Gobierno de 1810 que marca el inicio del proceso independentista de Chile. Que estemos sea el Bicentenario constituye una invitación a recapacitar sobre nuestro pasado histórico de nuestro país y a reflexionar las causas que han influido en la evolución de nuestra sociedad chilena actual y pensamos en las causas de nuestra emancipación de los pueblos hispanoamericanos.
Más allá del lado histórico de nuestro país y nuestra independencia como tal, vamos a enfocarnos directamente en el perfil del clásico chileno, como por ejemplo que para estas fechas consumimos aproximadamente 7.600 kilocalorías adicionales durante estos cuatro días de celebración. Dicen que los excesos nunca son buenos pero cabe señalar que estamos de cumpleaños y se nos olvida todo por hacernos parte de nuestra larga y angosta faja de tierra llamada Chile. Según el médico nutricionista Rafael Jiménez de Vidaintegra señala que este Bicentenario podemos llegar a subir hasta tres kilos (1 de grasa), si es que no nos medimos con las comidas y los tragos. Siendo el consumo de alcohol verdaderamente alarmante durante las celebraciones, aparte del peligro que se involucra en los accidentes automovilísticos y peleas.
El alcohol ha sido uno de los principales factores de nuestra celebración, el beber es sinónimo de celebración y no solo en estos tiempos, sino, en la mayoría de los jóvenes y adultos de nuestro país. La importancia que posee el Bicentenario se conjuga directamente con la idiosincrasia de los chilenos, y es alarmante el hecho que para estas fechas las personas puedan ingerir alcohol en la vía pública, que las botillerías puedan funcionar con un horario extendidos, y que nos preparemos para las futuras muertes que existen en estas fechas. Es por eso que regularmente en tiempos de festejo se realicen campañas del bueno uso del alcohol, pero… ¿realmente conocemos la historia real de nuestros doscientos años?
Pasamos a llevar nuestra historia y abusamos de la celebración de una forma distinta a lo que los historiadores lo han hecho, cabe destacar, lo normal en los chilenos es que si saben que se cumplen doscientos años de la independencia de Chile, pero al consultar se duda sobre esta información.
A modo de conclusión confiamos en la buena virtud del chileno a la poca información que se entrega para estas fechas, y también al permisivo abuso de alcohol que existe en nuestra conciencia.
LA MONEDA EN LLAMAS.
Pertenecemos a la numerología de dieciséis millones de habitantes y tenemos un ingreso per cápita de quince mil dólares y economía abierta. Sin embargo lo más relevante de estos últimos tres decenios de nuestro país, cabe nombrar la diferencia entre Salvador Allende y la represión que se mantuvo bajo Augusto Pinochet- Dictadura que por lo demás sentó el soporte de la exitosa economía actual que posee nuestro país-.
Nuestro país el día de hoy se muestra con un fuerte logro de exportaciones y prosperidad material y cultural, reducción en las clases más pobres y estabilidad a un mejor Chile, así ha ido evolucionando obteniendo una mejor imagen a nivel sudamericano. Con una democracia sólida, a punto de convertirnos en una nación desarrollada, y por el otro lado con una economía agónica, que ha sido reprimida y que niega la libertad individual, también se ha exiliado a parte de nuestra nación.
El modesto Chile de entonces (1970) cuando Salvador Allende deja el mandatado como Presidente se esperaba convertir en socialista, mucho más democrático, potente, y próspero que el mismo modelo que Salvador Allende nos incitaba a imitar. En Cuba, un chileno no puede extraer enseñanzas sobre la democracia ni economía ni mucho menos sobre derechos humanos. Sin embargo, Allende nos dividió fatalmente. Pero, a diferencia de Fidel Castro que nunca obtuvo ni siquiera un voto en tiempos de guerra política, ni mucho menos con la inspiración de construir el socialismo. Inquietamente sombra que Cuba jamás tendría en sus espaldas.
Después, como Camilo Cienfuegos, o el Che Guevara, Castro se apodera de la imagen de Allende, cosa que aún los chilenos tratamos de corregir.